La carne roja se ha convertido en un lujo inalcanzable para muchos hogares maracayeros, debido al incremento del dólar que ha disparado los precios de este rubro esencial, por lo que comerciantes de la entidad reportan una baja significativa en las ventas, reflejo de cómo la inestabilidad económica afecta directamente la alimentación de las familias.
En este sentido, Antonio Medina, encargado de una carnicería, expresó su preocupación por la situación, que a su juicio, se ha intensificado en los últimos días, tras la eliminación del dólar no oficial.
«En mi local, el kilogramo de carne oscila en 1.050 bolívares, un costo casi incomparable, pues con suerte muchas familias adquieren los productos básicos, creo que hasta un lujo se ha vuelto en estos días comer este producto», señaló.
Asimismo, destacó que el panorama es desolador y genera una fuerte incertidumbre en el sector cárnico, por lo que hizo un llamado urgente a las autoridades para que implementen medidas «no tan bruscas» que permitan estabilizar los precios.
«Creo que el Gobierno debe hacer algo. Ya es incómoda esta situación, casi a diario se ajustan los precios porque no da. Se eliminó el dólar paralelo, pero igual ese dólar BCV va para arriba. Nos perjudica mucho, demasiado, y cada día nos volvemos más pobres», condenó.
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Por otra parte, Julia Quintana, quien se encontraba haciendo sus compras de fin de semana, dijo a elsiglo que mantiene la esperanza de que se logre un equilibrio que no solo beneficie a los negocios, sino que también permita a los ciudadanos volver a incluir la carne roja en su dieta sin comprometer gravemente su presupuesto.
«Yo antes comía carne todos los días, ahora es imposible, está incomprable. Tenemos que comprar productos que podamos estirar con lo poco que ganamos. Básicamente estamos sobreviviendo, y no solo es la carne, son todos los productos que están por las nubes», denunció.
Finalmente, espera que el Gobierno tome las medidas correspondientes que apacigüen un poco la crisis que afecta a la población a medida que las mesas de los maracayeros se empobrecen, y la carne, que era un alimento común, ahora es un recuerdo distante para muchos.
HERNÁN GONZÁLEZ | elsiglo
