Los precios en dólares de los principales cortes de carne y del pollo se mantuvieron estables —o incluso bajaron ligeramente— entre mayo y junio, según un recorrido realizado por Crónica Uno en los mercados municipales de Quinta Crespo y Guaicaipuro. Sin embargo, esa calma aparente se desvanece al hacer cuentas en bolívares: la moneda local sigue perdiendo terreno frente al dólar oficial, lo que encarece la canasta proteica para la mayoría de los consumidores.
El precio “fijo” que sube todos los días
Los carniceros prefieren rotular sus precios en dólares. El kilo de bistec de primera se mantiene en $10,6, y los cortes para guisar pasaron de $9,6 a $9,5, una baja de apenas 1%. La carne molida sigue en $8,8 por kilo, mientras que la costilla de res subió 4,6%, de $6,5 a $6,8. Nada dramático para quienes compran en divisas.
Pero para los venezolanos que cobran en bolívares, cada día pesa más. “Los precios en dólares están igual, pero el bolívar no alcanza para nada”, explicó un carnicero. Esa erosión del poder de compra se agrava por la falta de transparencia en las tasas de cambio que aplican algunos comercios, lo que genera confusión y frustración en los compradores.
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Pollo y huevos: leve respiro, pero desigual
En contraste con la carne, algunos productos avícolas reflejaron reducciones en sus precios en bolívares. El kilo de pollo entero cayó de Bs. 429 a Bs. 399, mientras que las alas bajaron 4,1% y los muslos retrocedieron levemente. El cartón de huevos también mostró un descenso importante, de Bs. 660 a Bs. 560 en un mes.
No obstante, otras presentaciones como la milanesa (Bs. 787) y la gallina (que subió 18,4% en un mes) muestran que no hay una tendencia uniforme en el sector.
¿Estabilidad artificial o tregua cambiaria?
Los consumidores perciben esta aparente estabilidad como un alivio. “Ojalá esto siga así”, comentó Hilda, una compradora habitual en Quinta Crespo, que atribuye el freno en los aumentos a la desaparición de páginas web que publicaban a diario el tipo de cambio paralelo. Sin embargo, detrás de esa percepción de calma hay una inflación silenciosa en bolívares que erosiona el bolsillo.
La economía dual se profundiza
La diferencia entre los precios marcados en dólares y los calculados en bolívares refleja el funcionamiento de una economía cada vez más segmentada. Mientras algunos intentan sobrevivir con ingresos locales, otros logran cierta estabilidad pagando en divisas. La paradoja es clara: el precio puede no cambiar, pero la moneda sí.