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El Jardín Botánico asienta un observatorio de aves

Investigadores de la UCV buscan beneficios socioecosistémicos de la avifauna capitalina

En medio del bullicio urbano, un fascinante proyecto alza vuelo en el Jardín Botánico de Caracas, con una misión crucial: estudiar, monitorear y observar las aves que comparten el día a día de la ciudad.

El proyecto que lleva por nombre “Las aves del Jardín Botánico de Caracas y sus beneficios conjuntos en el primer Observatorio de Aves Urbanas de Venezuela” inició en octubre de 2024, y es financiado por el Ministerio para Ciencia y Tecnología, a través del Fondo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación.

El Observatorio de Aves Urbanas de Venezuela se erige en una iniciativa pionera, liderada por la doctora en Ciencias, Sandra Giner, investigadora y docente del Laboratorio de Biología y Conservación de Aves del Instituto de Zoología y Ecología Tropical de la UCV, en compañía de sus colegas Miguel Mata, Carlos Verea y José Renato de Nóbrega, así como de un nutrido grupo de graduados y estudiantes de distintas casas de estudio del país, que se han formado como voluntarios para esta iniciativa.

Avifauna y su ecosistema

Los objetivos del proyecto van más allá de la mera observación o contemplación de especies. Los investigadores explican que el proyecto gira en torno a cuatro grandes objetivos. El primero es establecer la diversidad y composición de especies de aves que se encuentran en el Jardín Botánico y el segundo es evaluar la fenología de las aves residentes y migratorias en el tiempo.

También buscan diseñar un protocolo estandarizado de monitoreo de aves en estaciones de anillado en áreas urbanas. Asimismo, establecer los beneficios socioecosistémicos de la avifauna en las áreas verdes urbanas y estudiar cómo las comunidades perciben estos beneficios.

Miguel Mata, coinvestigador del proyecto y docente del Laboratorio de Biología y Conservación de Aves (UCV), dijo que para realizar el monitoreo se han colocado redes especiales en puntos del Jardín Botánico para capturar a las aves.

“Los investigadores extraen a los individuos y los guardan en una bolsa para llevarlos hasta la estación de anillamiento. Allí las aves son identificadas por especie, marcadas en las patas con anillos de metal que llevan un código único como la cédula de cada venezolano, y algunas también pueden llevar anillos de colores. Luego cada ave es medida, pesada, evaluada de salud y fotografiada. Finalmente, se dejan en libertad y al tiempo se organizan censos visuales para estudiar su permanencia, territorios y otros aspectos de su vida en el jardín”, precisó.

Recalcó que para realizar este procedimiento “se debe cumplir con una lista de requerimientos y permisos de las autoridades nacionales en materia ambiental y un entrenamiento especializado para no dañar a las aves y tomar los datos necesarios correctamente”.

A través de estos datos, se podrá entender cómo las aves se adaptan al entorno urbano y cómo las poblaciones de especies están evolucionando, además de conocer la capacidad de la avifauna para enfrentar los desafíos del cambio climático.

Hasta el momento, siguiendo los protocolos de seguridad, se han capturado para su observación el azulejo, carpintero habado, gavilán habado, tucuso barranquero, colibrí, canario de tejado, tordillo y el sirirí, entre muchas otras especies.

Cada observación y cada registro es clave para diseñar estrategias de conservación más efectivas y promover el desarrollo de ciudades más verdes y sostenibles.

Cada ejemplar es evaluado de salud y fotografiado

Alas en la ciudad

¿Quién diría que las aves que revolotean en la ciudad contribuyen a la mitigación del cambio climático? Pues estos investigadores lo tienen muy claro, y según explica Mata, “las aves ofrecen diferentes servicios ecosistémicos, como la polinización de las flores, la dispersión de semillas, el control de plagas como insectos o ratas en los cultivos y el mantenimiento o limpieza de los ecosistemas. Todos estos servicios mantienen los hábitats saludables, complejos, diversos y en equilibrio”.

Y ¿cómo puede contribuir un ciudadano común en la conservación de las aves? “Las áreas verdes urbanas más grandes como parques, avenidas arboladas o campos recreacionales con abundante vegetación pueden sostener una comunidad compleja de aves.

Una excelente contribución de los ciudadanos es apoyar la conectividad de estos “parches verdes” en las ciudades. Sembrar plantas nativas en nuestros balcones o jardines, dejar la hojarasca por días extras para que las aves encuentren alimentos como insectos, apoyar planes locales de conservación de áreas verdes compartidas y aumentar los esfuerzos educativos sobre la importancia de las áreas verdes urbanas y la naturaleza en nuestra ciudad”, comentó.

Capacitación

Este proyecto también busca involucrar a la ciudadanía ofreciendo talleres e inducciones a estudiantes de Biología y carreras afines. Estudiantes de la UCV, Unellez y de la USB han sido capacitados con métodos de campo para el monitoreo de aves y participan como voluntarios del primer observatorio de aves urbanas.

Los investigadores también hacen un llamado a otros profesionales que estén interesados en aportar al desarrollo de los objetivos del proyecto, tales como comunicadores sociales, documentalistas y sociólogos, entre otros, quienes pueden sumarse al Observatorio de Aves Urbanas de Venezuela en el corazón de la ciudad que revela una verdad esencial: la naturaleza persiste vibrante, ofreciendo su silenciosa, pero poderosa alianza para forjar un mañana más verde.

Datos

  • Convocatoria. Los llamados a estudiantes de pregrado y posgrado se realizan directamente a través de las redes sociales del laboratorio @labaves y otros canales sociales de la Facultad de Ciencias de la UCV.
  • Recopilación. Los estudios y datos recopilados están siendo preparados en cápsulas audiovisuales y documentos infográficos sobre la avifauna en varias ciudades del país.