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Magnesio regula presión arterial y la glucosa

Es un mineral esencial porque participa en más de 300 reacciones bioquímicas del organismo

En el campo de los suplementos nutricionales, pocos minerales han capturado la atención como el magnesio. Miles de publicaciones en redes sociales lo proclaman como la cura para todos los males; se dan recetas, se recomienda dónde comprarlo, cómo tomarlo y hasta profesionales de la salud lo confían para diversas dolencias. Pero, ¿cuánto hay de cierto en todo esto? ¿Es realmente un mineral milagroso que todos deberían tomar, o es una tendencia que podría tener sus riesgos?

El magnesio (Mg) es un mineral esencial que el cuerpo humano necesita para funcionar correctamente. No es producido por el organismo, por lo que debe obtenerse a través de la dieta o mediante suplementos.

Su trabajo es fundamental, ya que participa en más de 300 reacciones bioquímicas del organismo. Esto significa que está involucrado en una enorme cantidad de procesos vitales, tales como la función muscular y nerviosa. Ayuda a la contracción y relajación de los músculos, la transmisión de impulsos nerviosos y la regulación del ritmo cardíaco.

Además, sirve para la regulación de la glucosa en sangre porque contribuye a la metabolización de los carbohidratos. Juega un rol en la sensibilidad a la insulina y la regulación del azúcar en sangre.

Es usado para el mantenimiento de la presión arterial. Los expertos señalan que ayuda a mantener un ritmo cardíaco normal, regula la presión arterial y puede ayudar a reducir el riesgo de enfermedades del corazón.

Para la salud ósea, ayuda a regular los niveles de calcio y vitamina D, por lo que contribuye a la densidad ósea y previene la osteoporosis. También es clave en la producción de energía a nivel celular, ya que es necesario para la activación del ATP (adenosín trifosfato), la principal fuente de energía de nuestro cuerpo.

El magnesio participa en la construcción de moléculas esenciales para el crecimiento y reparación celular. En algunos casos, esta vitamina es recomendada para la regulación del estrés y la ansiedad, pues participa en la producción de neurotransmisores que regulan el estado de ánimo, como la serotonina, que ayudan a reducir el estrés, la ansiedad e incluso mejora la calidad del sueño.

Los especialistas explican que apoya un sistema inmunológico saludable y ayuda a relajar los músculos del tracto digestivo y puede aliviar el estreñimiento. Una deficiencia de este mineral puede manifestarse de diversas maneras, incluyendo fatiga, debilidad muscular, calambres, arritmias cardíacas, insomnio e irritabilidad.

¿Quiénes se benefician?

De acuerdo con estudios científicos, existen grupos específicos de personas con ciertas patologías que sí pueden beneficiarse de este mineral para mejorar sus condiciones, pero siempre bajo supervisión médica. Entre ellas están quienes tienen enfermedades gastrointestinales: condiciones como la enfermedad de Crohn o la celiaquía pueden afectar la absorción de magnesio.

Se recomienda para los individuos con diabetes tipo 2 porque la resistencia a la insulina y la excreción urinaria aumentada pueden llevar a niveles bajos de magnesio.
Sirve también para los consumidores crónicos de alcohol. El alcoholismo interfiere con la absorción y aumenta la pérdida de magnesio.

Los médicos indican este mineral a las personas mayores. La absorción de magnesio disminuye con la edad y el riesgo de deficiencia es mayor. Aquellos que toman medicamentos, como diuréticos, antibióticos o inhibidores de la bomba de protones, pueden agotar los niveles de magnesio y deben ingerirlo.

Igualmente, se benefician con la vitamina los deportistas de alto rendimiento, debido a la sudoración intensa y el aumento de las demandas metabólicas.

¿Dónde encontrar magnesio?

La buena noticia es que el magnesio abunda en muchos alimentos que puedes incluir en tu dieta, tales como los vegetales de hoja verde (espinacas, acelgas, col rizada).

Asimismo, está presente en los frutos secos y semillas: almendras, nueces, semillas de calabaza, chía; en las legumbres: frijoles, lentejas, garbanzos; en los granos integrales: arroz integral, quinoa, avena; en el chocolate negro, aguacate y plátano.

Aunque una dieta equilibrada es la mejor fuente, en algunos casos, los médicos aseveran que se requiere la suplementación que podrás adquirir en la farmacia. La Organización Mundial de la Salud recomienda que los adultos consuman entre 310 y 420 miligramos de magnesio al día, según la edad y el sexo.