Su alto consumo está asociado con el descenso más rápido de la inteligencia fluida
Los efectos del café han sido motivo de estudio por mucho tiempo y ahora una investigación afirma que más de tres tazas al día causa deterioro cognitivo en adultos mayores.
El estudio realizado por australianos y presentado en la Conferencia Internacional de la Asociación de Alzheimer (AAIC) 2024, es con base en los datos del Biobanco del Reino Unido, refirió en días recientes la asociación en su página web.
Evaluaron el impacto de ingerir diferentes cantidades de café, pero también de té, y determinaron que más de tres tazas cada 24 horas se relaciona con un deterioro cognitivo más rápido en adultos mayores.
En cambio, señalan que el consumo moderado se asocia a un declive cognitivo más lento, ya que la ingesta diaria evaluada “predijo la pendiente de descenso de la inteligencia fluida a lo largo del seguimiento”, indica.
“Aquellos que nunca consumieron café y aquellos con un consumo moderado de café (de una a tres tazas) tuvieron descensos más lentos en la inteligencia fluida en comparación con aquellos con un alto consumo de café”, precisa el resultado.
“El café y el té son dos de las bebidas más consumidas en todo el mundo. Los estudios han sugerido un papel protector del café y el té, incluida la reducción del riesgo de enfermedad de Alzheimer. Sin embargo, los datos longitudinales de grandes cohortes de adultos mayores que informan de las asociaciones de la ingesta de café y té con el deterioro cognitivo son limitados”, agregaron.
En el estudio se subraya que ninguna ingesta fue beneficiosa con más de cuatro tazas, y aunque los resultados apoyan la hipótesis de que tomarlo puede ser factor de protección contra el deterioro cognitivo y mantenimiento de la inteligencia fluida, la evidencia muestra un límite superior para la ingesta de café con un consumo máximo de 3 tazas/día para obtener efectos beneficiosos, es decir, más de tres tazas no aporta beneficios.
Los datos que revisaron corresponden a 8.451 adultos mayores de 60 años que tienen deterioro cognitivo en rangos de consumo alto, moderado y nulo.
Cuestión de equilibrio.
Al respecto, Últimas Noticias entrevistó al neurólogo Ernesto Guerra, quien explicó que, como todo, debe haber un equilibrio, es así en todo el sistema de salud, y hasta tres tazas de café al día retrasa el deterioro cognitivo en pacientes sanos.
“Pero hay muchos factores y muchas veces, sobre todo en la actualidad, hay diferentes variedades de café, pero también de té, que tienen otras sustancias involucradas, pues, no netamente es café, como tal”, expresó.
Guerra aseveró que esto se refleja más en los llamados países del primer mundo, por lo que el café puro es muy difícil de conseguirlo en el mercado. “Hay mucha esencia entre todo esto”, dijo.
“Entonces, depende de muchas cosas y en el estudio también hay que ver el tipo de café que se utilizó, qué y cómo es el café, de dónde es el café, la marca”, resaltó.
Asimismo, el neurólogo recordó que el café como ingrediente principal, y obviamente en exceso, produce muchos síntomas como taquicardias, insomnio, gastritis y otras enfermedades.
“Es muy variable, pues hay que ver las molestias que causa, la marca y qué otros factores influyen como los antecedentes y la genética. Hay que seguir haciendo seguimiento a estos estudios”, asentó.
Recomendaciones.
El médico consultado recomendó tomar café, idealmente, entre las 9:30 y las 11:30 de la mañana, ya que en este período de tiempo los niveles de cortisol, una hormona relacionada con el estado de alerta, disminuyen. Por lo tanto, en ese lapso la cafeína es más efectiva.
Tomarlo justo al despertar entre 6:00 y 8:00 de la mañana no es ideal porque pasa todo lo contrario, los niveles de cortisol están en su punto máximo, lo que reduce los efectos del café.
La cafeína es un alcaloide con efectos estimulantes en el sistema nervioso central, algo que es positivo para la actividad mental y cognitiva, incluso física, pero en dosis justas.
De lo contrario, la estimulación es demasiado elevada, aumenta la ansiedad, la frecuencia cardíaca y la presión arterial; provoca estrés prolongado e irritabilidad.
Puede llegar a convertirse en una cafeinomanía, un caso extremo que requiere ser tratado con terapia cognitivo-conductual.