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Monagas cosecha variedad de cambures

Los agricultores Elio Orence y Luis Miguel Betanco son ejemplo de producción

En el corazón de las majestuosas alturas del estado Monagas, específicamente en la zona alta del municipio Cedeño, se esconde un secreto bien guardado de la productividad agrícola venezolana.

El cultivo de cambur no solo florece con un vigor excepcional, sino que se ha consolidado como un pilar fundamental para la economía local y un motor de abastecimiento para todo el Oriente del país, desde el enigmático Sitio Rangeleño.

Aquí se registran más de 350 hectáreas sembradas de cambur y que se ubica entre los 1.345 y 2.660 metros sobre el nivel del mar en la parroquia Areo, hasta otras comunidades con tradición agroproductiva como La Montaña de Tarabacoa, Campo Alegre, Manacal, Dos Caminos, La Morita, Los Pilones, El Guayabo y Voladero.

Hoy, este oro verde se ha convertido en la fuente de ingresos principal, por contribuir de manera significativa al fortalecimiento de la economía familiar y local. La zona alta del municipio Cedeño con el Sitio Rangeleño y sus comunidades vecinas a la vanguardia es un testimonio vivo de la riqueza agroproductiva de Monagas y la tenacidad de sus agricultores.

Los productores, como Luis Miguel Betanco con 25 años de experiencia, y Elio Orence con 15 años, son el vivo ejemplo de esta dedicación. Afirman que “todos se involucran para asegurar una producción extraordinaria”, un testimonio de la cohesión familiar y el compromiso que caracteriza a esta región.

La producción es llevada a varios mercados del centro y de los Andes.

Cultivo con historia

Elio Orence explica que, aunque no existen registros exactos, los pobladores de la zona alta del municipio Cedeño afirman con orgullo que el cultivo de cambur en estas tierras tiene más de 140 años de historia. Hoy es una próspera actividad agroproductiva, alegó Orence.
La siembra de cambur comenzó como una ingeniosa estrategia agrícola, pues era un cultivo asociado para proporcionar sombra a los cafetales, la principal actividad económica de la época. Esta simbiosis perfecta garantizaba un ambiente óptimo para el café, mientras que el cambur ofrecía un beneficio secundario.

Tierra perfecta

La altitud y el microclima de la zona alta del municipio Cedeño son cruciales para el éxito del cambur. Las temperaturas estables, la mayor humedad ambiental y la luminosidad adecuada favorecen un crecimiento vigoroso y ciclos productivos eficientes.
Esta región, que comparte límites con el municipio Freites del estado Anzoátegui, el municipio Acosta del estado Monagas y el estado Sucre, es un verdadero laboratorio natural.

La diversidad genética del cambur en esta zona es sorprendente. Nombres locales como cambur criollo, mestizo, rabo ‘e mula, topocho, titiaro, titiarito y manzano no solo reflejan un conocimiento ancestral, sino que también son un diferenciador clave en el mercado.
Estas variedades, adaptadas a lo largo del tiempo, no solo aseguran una producción continua y rendimientos que pueden superar las 15 toneladas por hectárea en asociación con el café, sino que también ofrecen sabores y texturas únicas, alejándose de los clones comerciales estandarizados.

De Monagas al mundo

El cambur, originario del sudeste asiático y traído a América por los portugueses y españoles a partir del siglo XV, encontró en Venezuela un hogar ideal.

Hoy, estados como Zulia, Mérida, Trujillo, Táchira, Lara y por supuesto, Monagas, son los principales productores de distintas variedades. En Monagas, los municipios Cedeño, Piar, Acosta y Caripe destacan por su fuerte producción.

La capacidad de los productores monaguenses de cosechar cambur durante todo el año garantiza una oferta constante para los mercados. Una cesta de cambur se vende en Monagas a un promedio de $8, lo que contrasta con los precios en el mercado internacional, donde los costos pueden variar significativamente dependiendo de la calidad y la demanda.

Este flujo constante de fruta no solo satisface las necesidades del municipio Cedeño, sino que abastece a otros centros de consumo en Monagas como Ezequiel Zamora, Aguasay, Santa Bárbara y la capital, Maturín.

La proyección del cambur de Cedeño va más allá de las fronteras estadales. Su comercialización se extiende a estados vecinos como Bolívar, Anzoátegui, Delta Amacuro, Sucre y Nueva Esparta, lo cual consolida esta zona como un proveedor agrícola estratégico para una amplia región del Oriente venezolano.

Datos

350 hectáreas de cambur sembradas entre los 1.345 y 2.600 metros sobre el nivel del mar.

15 toneladas por hectárea llegan a producir de cambur junto con el café que fue su primer rubro.