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Productores alertan desplome en ventas de frutas y hortalizas por la caída del consumo

La contracción del poder adquisitivo golpea con fuerza al campo venezolano. Agricultores advierten que cada vez resulta más difícil colocar sus cosechas de frutas y hortalizas, mientras las familias reducen la compra de alimentos frescos por falta de ingresos.

«Estamos haciendo grandes esfuerzos para sembrar y producir, pero la gente no tiene la posibilidad económica de comprar la canasta alimentaria completa», afirmó Agustín*, productor mediano de papa, zanahoria y ajoporro en Quíbor, estado Lara.

La situación refleja una paradoja: los productores enfrentan altos costos de insumos y transporte, pero aun así no logran vender todo lo que cosechan porque el consumo se retrae. El resultado es un mercado débil que no garantiza rentabilidad.

Una cadena que encarece los precios

Aunque los consumidores asocian los altos precios de verduras y frutas al trabajo en el campo, los agricultores señalan a la cadena de comercialización como principal responsable.

«Los productos del campo tienen varios precios: el que ponemos a puerta de finca, el que paga el mayorista y el que finalmente cobra el vendedor. En ese recorrido, los costos se multiplican hasta tres veces», explicó Agustín a Crónica Uno.

Insistió en que los productores no son responsables de lo que paga el consumidor final en supermercados y abastos, donde cada intermediario agrega márgenes que elevan los precios.

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Familias con menos opciones en la mesa

En Caracas, los testimonios confirman la presión sobre los hogares. Cecilia Rojas, cliente de un supermercado en Bello Monte, aseguró que su gasto mensual en frutas y hortalizas casi se duplicó en ocho meses.

«En enero gastaba unos 80 dólares; hoy necesito entre 130 y 150. Cada vez llevo menos: el coliflor está carísimo, la zanahoria ni se diga, el ajoporro cuesta casi cinco dólares el kilo», enumeró.

Rojas reconoce que todavía no ha sustituido estos alimentos por opciones más económicas, pero admite que la tendencia la obliga a considerar cambios en su dieta: «Si esto sigue así, tocará comer más arepa, arroz y pasta».

El panorama se complica por la falta de datos confiables. Desde 2015 el Banco Central de Venezuela dejó de publicar cifras completas sobre inflación y PIB. Solo a partir de 2021 se retomó, de forma intermitente, la divulgación de algunos indicadores. Esto impide dimensionar con precisión el alcance de la crisis en el sector primario.

Futuro incierto para el campo

Los productores coinciden en que, sin un ingreso mínimo acorde con la realidad de precios dolarizados, será difícil reactivar la demanda y garantizar sostenibilidad para el campo venezolano.

«Si uno siembra a lo loco, pensando que los mayoristas o los supermercados van a comprar toda la cosecha, se corre el riesgo de perder grandes cantidades de dinero», advirtió Agustín, reflejando la cautela con la que hoy se planifica la producción.

(*) La información de esta nota incluye aportes de fuentes que solicitaron anonimato por motivos de seguridad.

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