Sus aguas cálidas y ricas en nutrientes en el municipio Tubores lo hacen único en Venezuela
En el municipio Tubores (Punta de Piedras), estado Nueva Esparta, conocido tradicionalmente por su pesca y por ser la puerta de entrada a la isla de Margarita, una nueva actividad económica está ganando terreno: la producción de algas.
Este recurso marino, antes subutilizado, se ha convertido en una fuente de ingresos para decenas de familias y en una apuesta sostenible para la región insular. Ubicado al suroeste de la isla de Margarita, Tubores cuenta con condiciones ideales para el cultivo de algas, gracias a sus aguas cálidas y ricas en nutrientes.
Pescadores locales, en colaboración con investigadores y el apoyo del Gobierno nacional, a través del Ministerio del Poder Popular para Pesca y Acuicultura, han comenzado a diversificar sus actividades, incorporando técnicas de acuicultura para el cultivo de diversas especies, utilizadas en la industria alimentaria, cosmética y farmacéutica.
“Somos pescadores y padres de familia de las zonas costeras de Tubores que, ante la crisis económica, vimos en las algas marinas (Eucheuma y Gracilaria) una oportunidad para sostener a nuestras familias”, indicó el acuicultor Luis Amparán.
Comentó que comenzaron de manera empírica, “cultivando en parcelas acuáticas de 25×60 metros, donde sembramos algas en líneas sostenidas por cuerdas”.
Señaló que luego de 45 días, las cosechan, secan y comercializan, “con un máximo de 35% de humedad, cumpliendo estándares industriales”.
Los alguicultores artesanales producen entre 70 y 120 toneladas cada 45 días, que es el ciclo de cosecha de la especie. Agrega que también procesan algas en variedades doradas, púrpuras y verdes “mediante técnicas de blanqueado y secado al aire”, explicó Amparán.
Potencial económico. Las algas no solo representan una alternativa económica. También son un recurso amigable con el ambiente. Su cultivo no requiere de fertilizantes, ayuda a absorber dióxido de carbono y mejora la calidad del agua.
Aunado a ello, su procesamiento puede generar productos de alto valor, como agar (usado en laboratorios y cocina), biofertilizantes y suplementos nutricionales.
“Nuestro objetivo es revalorizar este recurso, usado en farmacia, cosméticos y alimentación, mediante investigación científica para certificar su calidad nutricional y agregar valor”, indicó Amparán.
Señala que, con el apoyo del Ministerio de Pesca (Insopesca) y ambientalistas, “logramos que en diciembre de 2023 se promulgara una ley que reconoce nuestra labor como agricultores acuícolas; eso nos permitió formalizarnos en Consejo de Pescadores y Acuicultores (Conppa), lo cual nos abre puertas para exportar”, dijo Amparán.

Retos y futuro prometedor
A pesar de su potencial, el sector enfrenta desafíos como la falta de infraestructura. No obstante, proyectos pilotos han demostrado que, con inversión, la alguicultura podría posicionar a Nueva Esparta como referente en producción sostenible.
“Buscamos industrializar el proceso aquí mismo para crear empleo local y evitar que el beneficio económico escape de nuestras manos”, comenta el alguicultor. Actualmente, el 68% de la producción la venden a intermediarios “con poca ganancia para nosotros”, acota.
Señala que el objetivo es tener fábricas propias que transformen las algas en productos terminados, como suplementos, agar, cosméticos, para así captar mayor rentabilidad. “Con ello, reactivaríamos la economía de Tubores y posicionaríamos a Venezuela en este mercado”, detalló.
Datos
De 70a 120 t de algas cosechan cada 45 días, que es el ciclo de reproducción de esta especie.
2 especies de algas producen en Tubores, la Eucheuma y la Gracilaria que les permite su manutención.
36% de humedad máxima tiene la producción, cumpliendo con los estándares internacionales.
