Salud.- El accidente cerebrovascular o ACV es una emergencia médica semejante a un infarto cardíaco, y se produce cuando un vaso sanguíneo que lleva sangre y oxígeno al cerebro se obstruye o se rompe.
Las primeras cuatro horas y media son cruciales para la atención de quien sufre un accidente cerebrovascular o ACV: desde el momento en que se inicia, por cada minuto se mueren 2 millones de neuronas, de ahí la importancia de actuar con velocidad.
Pero, ¿cómo incide el estrés en esta emergencia cerebrovascular?
El doctor Mario Boskis, cardiólogo, miembro titular de la Sociedad Argentina de Cardiología, actual Director General del Instituto Cardiovascular San Isidro (ICSI) del Sanatorio Las Lomas en Buenos Aires y del Grupo Cardiológico , expresó a Infobae: “Los estudios nos demuestran que sí existe una asociación entre accidente cerebrovascular, ya sea isquémico o hemorrágico, y estrés que puede ser el psicosocial o estrés laboral. Especialmente cuando este estrés es crónico”.
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“Sabemos que en el estrés se liberan catecolaminas, sustancias como adrenalina, noradrenalina y cortisol. Por ejemplo, el cortisol retiene agua, retiene sodio, lo que puede aumentar la presión arterial. La presión arterial puede dañar a las arterias cerebrales. Y si a esto le asociamos un incremento del azúcar, o sea la diabetes, que también puede inducirse por estrés, y aumento de las grasas, como el colesterol, que también se ven en el estrés crónico, todo este cóctel puede generar que una arteria se enferme, lo que conocemos como aterosclerosis, pero en vez de atacar una arteria coronaria, ataca una arteria del cerebro. Se produce el llamado accidente de placa, o sea se lastima la arteria, se genera un coágulo, y eso es el ACV isquémico. Por otra parte, por los mismos factores, una arteria puede debilitarse, puede enfermarse, y se rompe una arteria en el sistema nervioso central, una arteria del cerebro, y se produce un accidente cerebrovascular hemorrágico”, expresó.
Para el doctor, la causa de este aumento está relacionada en primer lugar por el mal manejo de los factores de riesgo cardiovascular.
“La hipertensión arterial, el tabaquismo, la obesidad (que muchas veces viene de la mano con la diabetes y el colesterol elevado), generan, ya sea juntos o por separado, un incremento significativo en la aparición de ACV, especialmente del tipo hemorrágico, que es el más peligroso, ya sea por su alta mortalidad como así también por las secuelas que este deja, y es especialmente preocupante ya que condiciona la vida futura de gente joven”, expresó Boskis.
Síntomas a los que se debe estar atentos porque se puede estar en presencia de un ACV:
Cara: asimetría en la sonrisa. Una comisura caída.
Habla: dificultad de la persona para pronunciar (“habla arrastrada”). También que no comprenda lo que se le dice.
Brazo y/o pierna: pérdida de fuerza, de golpe, súbita.
Dolor de cabeza de máxima intensidad, con o sin síntomas neurológicos.
Como prevenir el ACV
Los especialistas siempre dicen que lo que es bueno para el corazón es bueno para el cerebro. ¿Cuál es la causa de esta afirmación? El cardiólogo Boskis respondió: “Los factores de riesgo actúan sobre todas las arterias del organismo. Si lo hacen en el corazón, generan placas de ateroma que llevan a un infarto; si lo hacen en las arterias del cerebro, causan un ACV, por lo tanto, si los tenemos en cuenta estaremos protegiendo ambos órganos con los mismos cuidados”, enfatizó.
Las 5 recomendaciones para prevenir el ACV
1- Hacer al menos 150 minutos por semana de actividad física aeróbica, por ejemplo una caminata vigorosa.
2- No fumar
3- Bajar de peso si se está excedido. “Alimentarse con una dieta sana, como la dieta mediterránea, baja en carnes rojas, sal y grasas saturadas y rica en pescado, verduras, cereales y legumbres”, recomendó Boskis.
4- Limitar la cantidad de alcohol diario
5- Conocer qué valores de presión, colesterol y azúcar tiene su organismo.